jueves, 3 de marzo de 2011

Representación

Toda imagen visual es una representación y toda pintura es una imagen visual, por lo tanto toda pintura es una representación.

La representación desde el universo pictórico ha atravesado un sin fin de intentos de definición y complementación que se han ido concretando a través de las reflexiones teóricas a las que ha sido sometida, en algunos casos con efectos propositivos y otros no tanto e inclusive un tanto dañinos como cuando se le considero un freno para el progreso del campo pictórico; en su conjunto esta teoría, que desde una mirada muy radical podría resultar hasta intrascendente a la plena actividad del pintor, nos evidencia que el sentido de la representación en la pintura es amplia en sentidos, pues en realidad cada artista, con más o menos un camino propuesto por su contexto, propondrá una mirada y problemática particular al universo de la pintura.

En un primer paso, si a mi pintura pretendiera ubicarla en alguno de los niveles de representación que Bell describe la más próxima sería la representación pictórica, pero más allá de ubicarla en la antigua consideración de la mimesis, es decir: en una superficie plana reconoces un objeto tridimensional o un sustrato de la realidad tangible, a la representación pictórica la valoro como el resultado natural de la interacción pintor–lenguaje pictórico, considero que la mente, cuerpo y medios de un pintor insidien en un motivo, ya sea real o abstracto, y esta interacción materializan una imagen o representación pictórica.

Mi actual investigación pretende realizar un entrecruzamiento entre los lenguajes de la pintura y la escultura desde el campo de la pintura. Entre las hipótesis que me he planteado, en la que actualmente desarrollo la imagen que se manifiesta en mi pintura es escultórica, es decir: la representación pictórica de una escultura; no son esculturas en el estricto sentido de la disciplina, no recurro a los medios escultóricos tradicionales para efectuarlas, sino, son interpretaciones, donde el lenguaje escultórico es transferido a través del lenguaje pictórico (color, sistema constructivo, elementos compositivos) al espacio bidimensional.

Puede presentirse que el nivel de representación que se manifiesta en mi pintura es próxima la consideración “antigua” que menciona Bell: “las pinturas nos muestran, en dos dimensiones, cosas que podríamos ver [percibir] en tres”, ya que la obra mantiene la constante de que la representación, en un ojo inocente y fácilmente impresionable, no materializa conceptos abstractos, narrativas, o signos que sustituyen un determinado significado; como imagen son objetos y cuerpos que representan a sus referentes en si mismos, una representación mediante el lenguaje pictórico que pretende asemejarse lo mayor mente posible a su referente escultórico, sin embargo sería apresurado etiquetar la obra como una llana y simplista continuación del discurso mimético en su más elemental consideración, la razón de ser de estas esculturas pintadas, más que ver si se puede timar al ojo (si existe un cierto gusto por este juego), es ser referencia de entrecruzamiento disciplinal, la obra es la representación (materialización visual) de un concepto y es quizás en este caso donde la representación en mi obra vislumbre otro nivel.


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