lunes, 30 de agosto de 2010

Tensión de estereotipos visuales

Imágenes de opuestos ideológicos en tensión


El proyecto pretende tener una aproximación a la problemática que circunda al rededor del fenómeno de la nota roja. Lo más inmediato, la intensidad emocional que genera en el espectador al enfrentarse con una imagen que muestra un cuerpo sometido a la violencia extrema que le ha provocado la muerte. La imagen cruenta de esta escena final, los motivos del sucesos pueden ser diversos, accidentes automovilísticos, tragedias familiares, crímenes pasionales, venganzas, desastres naturales, con mayor furor a ultimas fechas delincuencia organizada y otros mas, pero el objetivo de estas notas es solo uno, la estimulación de la parte emocional del individuo, el escándalo, el sensacionalismo, la provocación del miedo, la percepción de si mismo siempre es a partir del otro, el que se encuentra enfrente que me permite reconocerme, la presentación de ese otro es fuertemente violentada, la imagen impresa que se tiene enfrente es el registro visual del limite al que se llevo a otro individuo, que es como yo. ¿Que ocurre con la percepción de si mismo en estas circunstancias?, ¿que se puede sentir y en que se puede pensar mientras se ven estas imágenes?,¿porque hay una combinación entre desnudo femenino y escena roja (entre sexo y violencia)?, ¿cual es el contexto ideológico en el que ha proliferado este consumo?, ¿que condiciones son las que han permitido la tolerancia del publico hacia este tipo de imágenes?, ¿hay una conciencia de lo que se adquiere en el público consumidor?, ¿cuales son las consecuencias de su consumo cotidiano?, ¿Su presencia diaria responde a la demanda popular o es una oferta inevitable a bajo costo que se encuentra dentro del alcance económico de la clase popular?

En el México del siglo XXI, año 2010, han proliferado estas publicaciones rojas, distintas zonas del interior de la republica tiene las propias publicaciones locales, pero el contexto al que me enfocare es el del Distrito Federal. En los últimos años los diarios locales con este tipo de contenidos han aumentado, La Prensa, el más antiguo, el Metro y el Grafico de mas reciente apertura, los tres con un alto contenido de sangre en sus imágenes.

Por otro lado la diversidad visual que ofrece la ciudad de México es extensa, la presencia de imágenes que evocan a sensibilidades opuestas es común.

La comunicación visual es parte esencial de nuestro entorno, mensajes claros y directos que puedan ser captados por el espectador de manera rápida y efectiva, la estimulación de la emotividad humana para generar un comportamiento determinado, la invitación a satisfacer instintos humanos como el afecto con imágenes sintetizadas de expresiones humanas. ¿Que significa una carita sonriente impresa en una cantidad infinita de productos?, ¿que provoca en el individuo que la usa o la contempla?, ¿existe un entendimiento de lo que esto significa en el contexto social donde tiene presencia?

Los estickers comerciales o calcomanías son una diversificación de este lenguaje comercial y comunicacional, corazones, animalitos, zapatitos, perritos, gatitos, florecitas, carritos, caritas con diversos tipos de expresiones etc., todos ellos con una carga grácil y divertida, ofrecen la decoración de todo aquello donde puedan ser adheridos, su finalidad es solo la decoración de la imagen misma, sin uso real, efectivo y practico, solo consumo, ¿donde se colocan estos estickers después de comprarse? “En las cartas dirigidas a amigas para darle un toque decorativo, aunque a veces ya no sabes donde pegarlas y terminan en los muebles”, fue una respuesta a la pregunta de ¿para que son y de que sirven?. El publico al que están dirigidas es el juvenil, adolescentes, ¿porque en esta etapa de desarrollo?, ¿cual es el contexto ideológico que genera tal consumo?

¿Que tan verdadero o falso es solo ver una u otra tendencia ideológica como verdadera?, en realidad me interesa el conjunto, y surgen algunas otras preguntas, ¿Ha existido en realidad una evolución con la llegada de la modernidad, el progreso y la tecnología?, ¿Esa humanidad tan básica que son los instintos y necesidades humanas ya han sido superados o solo manipulados?, ¿Porque hoy día hay una permanente estimulación de esta subjetividad en todo lugar?, ¿Que tan opuestas o complementarias son estas imágenes hoy cotidianas?, ¿Hay una comprensión de lo que las produce y el porque generan uno u otro efecto?, y mas aún ¿Porque hay una conducta “voluntaria” de consumo de estos productos?, ¿Que condiciones son las que permiten que exista?

Colocar estas dos imágenes en tensión visual y semántica es el objetivo de la propuesta de producción para el taller.

Lo anterior el conjunto de cuestionamientos que me provoca la convivencia diaria con este tipo de lenguaje visual. La investigación dentro de la maestría será la búsqueda de las respuestas a estas preguntas y las que surjan en el camino.

domingo, 29 de agosto de 2010

Coqueteo pictorico entre la bidimensión y la tridimensión.

Curiosidad?… Me dan curiosidad demasiadas cosas y de distintos campos… Nunca me falta la capacidad de asombro, y el deseo de conocer y aprender es inherente en mí, siempre estoy cuestionando todo y en ocasiones reflexiono sobre las cosas más absurdas del mundo obteniendo una inexplicable satisfacción, sin embargo, existe algo en el arte visual que hace dirigir la mayor parte de mi energía, tiempo, pasión y curiosidad hacia él… Un pulso vital por la materia y su transformación significativa.

Estoy convencida de que lo que hacemos hoy, es el resultado de las experiencias e información que a lo largo de nuestro desarrollo vamos acumulando, lo que ahora proponemos es la suma de todo aquello que alguna vez rondó pulsantemente nuestras mentes, casi hasta quitarnos el sueño, o hacernos sobresaltar al intuir una posible respuesta, pero que hicimos a lado por una nueva pregunta que, a la larga, retro alimentará aquella que en su momento dejamos.

De esta manera se estructura mi quehacer artístico, como la suma de diversas inquietudes, experiencias, preferencias e información, que mi mente y la práctica dan sentido, por lo cual la reconozco en un constante estado de resignificación. Lo que vincula y da orden a esta constante estado es mi obsesiva necesidad de experimentar con los medios plásticos y por una constante reflexión al soporte pictórico.

En mi infancia surgió la curiosidad del cómo por medio de pinturas, pinturas que yo inocentemente utilizaba para colorear, los artistas, que comencé a reconocer a través de libros en mi casa, museos e iglesias, eran capaces de crear las imágenes que miraba. Por medio de esta curiosidad en mi nació la necesidad de poder lograr hacer aquello que tanta admiración me causaba, que se traduce en la de construir un cuerpo, crear carne, imprimir expresión, temperamento con el soplo de la materia pictórica, en mi se arraigo la pintura figurativa. De igual manera desde mi infancia, he tenido la tendencia a utilizar todo lo que caiga en mis manos, lo que me ha llevado a rehuir a los juicios sobre el que sí un medio es más valido que otro, para mí todo es materia con la capacidad de ser transformada en medio pictórico, y esto surge a razón de que comprar pinturas en ciertos momentos resultaba un lujo y tenía que inventarme mis medios, por lo cual combinaba en mis primera composiciones papel, lentejuela, cristal, estoperoles, flores, etcétera. Como bien comenta Philip Ball, los artistas siempre se han visto vinculados con la innovación y experimentación de los medios que su época les ofrece.

En mi proceso formativo me encontré entre la pintura y la escultura. En la pintura buscaba incesantemente mi cómo, de la escultura me apasiono la plasticidad de sus medios y su corporalidad física... mientras que en la pintura la figuración era latente, en la escultura lo era la abstracción. En mi intento de vincularlas, intuí el modelado de la materia como mi respuesta. La proximidad a la escultura y sus medios perfilo mi temperamento hacia la materia pictórica y con ello mi gesto pictórico. Asimismo dicha proximidad, e ir conociendo aquellas propuestas artísticas, hasta el momento prácticamente desconocidas para mí, pero que de alguna manera ya se habían arraigado en mi imaginario, daban sentido a toda mi experimentación con los medios, como la pintura Matérica, el Neo Realismo, el Pop Art, e inclusive el Sopport and Surface… me hizo preguntarme ¿y sí mi reflexión se dirige al soporte y medios pictóricos? A estas alturas, como yo misma lo defino, la platitud física del soporte me creaba conflictos… Algo físicamente corpóreo me estaba haciendo falta… Lo más inmediato, sin abandonar jamás la figuración, como aquello que me condujo al arte, modele-pinte con cantidades generosas de pintura, buscaba en los relieves matéricos de pintura proyecciones de sombras y generación de luces. A partir de esta curiosidad ante la materialidad, consecutivamente se fueron dando: ¿Qué pasa si fragmento el soporte pictórico?, ¿si en diversos paneles, con distinta profundidad y disposición pinto?, ¿y sí monto un fragmento escultórico u objeto en el soporte? ¿Sí monto una pintura sobre una pintura?, ¿sí pinto sobre un objeto, y sí pinto una escultura?

Yo ando en un constante coqueteo pictórico entre la bidimensión y la tridimensión

Actualmente son dos posibilidades las que rondan mi mente, una de ellas implica pintar objetos y esculturas donde mi particular temperamento hacia la materia pictórica recubra las superficies tridimensionales; la otra implica reconocer a la Pintura como reunión de diversos lenguajes plásticos articulados mediante su trasformar pictórico.






…eso que digo “mi pintura”.


Es ya el cielo. O la noche. O el mar que me reclama
con la voz de mis ríos aún temblando en su trueno,
sus mármoles yacentes hechos de carne en la arena,
y el hombre de la luna con la foca del circo,
y vicios de mejillas pintadas en los puertos,
y el horizonte tierno, siempre niño y eterno.
Si he de vivir, que sea sin timón y en delirio.

Gilberto Owen.


A mis propios ojos, mi pintura ha ido germinando casi imperceptiblemente desde hace casi diez años. Para su desgracia ha heredado mi voracidad por el conocimiento y, peor aún, por la verdad. Su extraño desarrollo me ha ido dejando algo que he llegado a atesorar mucho más que esta risible herencia que no la ha dejado crecer sana: atisbos de claridad.

Mi pintura se me hace como una crisálida perennemente en el umbral de la eclosión. Una crisálida cuyo volumen y potencial metamórfico aumentan exponencialmente, como metabolizando el espacio y el tiempo en los que no acaban de estar ni de ser. Pero estoy seguro de que mi pintura no se nutre solamente de éter y espejismos. Estoy seguro que esta improbable pesadilla se ha nutrido también de substancia. Lo sé, porque otras pinturas con sus carnes, sus aromas y sus honduras han venido a fecundarla. Uno de los impedimentos del parto es que mi pintura no tiene un solo origen. No hablo de fuentes o de raíces. No hablo de inspiración. Hablo de un momento que tenga un nombre que se pueda decir principio. Pienso que mi pintura ha renacido varias veces sin haber antes perecido. Ha aprendido a dilatarse plegando las fibras de su capullo… y lo prefiere. Es difícil saber qué pintura estoy viviendo, qué tiempo se me está acabando, qué mirada soy ahora. No estoy seguro de que exista eso que digo “mi pintura”.

Si existe, debe ser una encrucijada que no siempre es el encuentro de las mismas direcciones. Si existe tal lugar, lo busco entre al menos cuatro fenómenos que, persistiendo, se han convirtiendo en obsesiones: la representación, la recreación, y aquellas contingencias vitales que aún hoy llamamos eros y thanatos. Las dos primeras son obsesiones netamente humanas, mientras que las dos últimas pueden ser observadas como fuerzas psicofísicas que largamente anteceden lo humano y, presumiblemente, le sobrevivirán.

Si mi pintura existe, es así en tanto ha ido plegándose sobre sí misma. Mi deseo es que se vuelva la representación del representar, la recreación del recrear. Que en ella eros abrace los pliegues del propio deseo. Que thanatos bese la propia frente y la propia mano.

Ya he intentado explicar que mi pintura no tiene un solo origen. Pero sí le reconozco una forma o, mejor, un devenir: como lenguaje. Pienso que la consciencia primera de la que se hizo mi pintura fue la de generarse como un lenguaje y perseguir un sentido que compartir, una forma en la cual permanecer. Un lenguaje que intenta dar sentido a sí mismo, que explora y se refiere a la propia forma, al propio articularse. Mi intención es que este metalenguaje no quede como un ensimismamiento laberíntico, infranqueable e inaccesible sino como una forma en la que la fugacidad y la eternidad se retraten a sí mismas. Con la pintura no pretendo hilvanar un discurso sobre y desde mis limitaciones. Lo que deseo es suscitar un encuentro y una meditación sobre la facultad de la imagen desde el eros de la pintura.

H.d’A.

sábado, 28 de agosto de 2010


Disfrazándome de mí mismo
José Fernando Serrano Pérez
Taller de experimentación plástica I


Todo artista tiene que pasar por un proceso de crecimiento para desarrollar su propuesta artística. Este proceso comienza, inconcientemente, desde el momento mismo de interactuar con el entorno desde la más temprana infancia. Cada experiencia sensorial, anímica e intelectual poco a poco va conformando las determinantes que habrán de dar como resultado el primer acercamiento del individuo al fenómeno del arte. Algunas de esas primeras experiencias de vida son agentes motivacionales para iniciar una vida dedicada a la producción artística. Mientras que algunas de esas motivaciones pueden resultar en características constantes en la obra.


De esta manera, en mi caso, una experiencia socializada aprendida y aprehendida desde la infancia ha dado forma a mis intereses en torno a mi actividad artística. Desde muy pequeño adquirí el gusto por las danzas tradicionales del carnaval de Tlaxcala, debido a la alegría de la música, la vistosidad de los disfraces y la energía de los movimientos. Sin embargo, mi primer acercamiento a las Artes Visuales se dio por un interés más bien pictórico figurativo que en nada se asociaba con mi gusto por las danzas. Fue hasta después de concluido mi primer trabajo en una institución cultural (posterior a mis estudios de licenciatura) que decidí unir dos de mis principales intereses: mi obra y las danzas. Apelando a una necesidad personal de integración de mi parte plástica y mi lado danzante. Situación que impulsa una búsqueda teórico-práctica de identidad personal y artística.


Por lo cual decidí proponer como proyecto de tesis una investigación sobre la construcción identitaria en los disfraces tlaxcaltecas de carnaval y en el cosplay (costume player), que es una afición juvenil actual que consiste en disfrazarse de algún personaje de ficción (historieta, videojuego o serie animada) y comportarse como éste. Por una parte, los trajes tradicionales resultan de un proceso artístico colectivo, una idea no occidental del quehacer plástico-conceptual. Por otra, el cosplay es una manifestación de la cultura de masas, el consumismo y la idea de la creación individual, características del sistema de económico occidental que desde finales del siglo XVIII contribuyó a la construcción de la idea que hoy llamamos Arte. Sin embargo, ambos atuendos tienen como punto en común ser manifestaciones identitarias. Además, desde hace aproximadamente dos décadas varios danzantes tradicionales tlaxcaltecas han bordado personajes de comics en sus trajes o incluso algunos jóvenes se disfrazan de algunos personajes y se integran a las danzas espontáneamente. Fenómeno que aprovecho para llevar a cabo mi obra. Considero esta investigación como una metáfora de mi propia búsqueda de identidad en mi proceso de creación, que se debate en una hibridación de mis determinantes regionales y el súper yo global de la actualidad.


Por lo cual, algunas de mis principales metas al ingresar al Posgrado en Artes Visuales es dar, sino respuesta, sí un acercamiento mejor planteado a mis inquietudes artísticas que canalicen de forma productiva mi desarrollo profesional y personal. Primeramente, he realizado algunas pinturas con esta temática teniendo como principal interés la asociación de danzantes con referencias a elementos iconográficos apropiados de la cultura de masas, como productos de consumo y cosplayers mismos; por lo cual mi pintura ha sido figurativa. Sin embargo, es mi interés buscar alternativas plásticas que me permitan desarrollar el tema visualmente más interesante. Además, al haber hecho un estudio sobre una danza de carnaval, La danza de la Culebra, publicado el año 2009 en Tlaxcala, me cautivó la idea de una manifestación artística colectiva que dialoga de una manera u otra con la vida cotidiana de las comunidades. Es como una obra que es parte de una propuesta aún más grande: la cultura de una sociedad. Lo cual en la historia del arte contemporáneo puede relacionarse con las ideas de Joseph Beuys sobre Escultura Social. Por lo que me gustaría que mi obra se integrara dentro de esa dinámica: además de ser una propuesta plástica individual, que sea al mismo tiempo extensión de una idea “artística” socializada, como un danzante que ejecuta la danza imprimiendo su propia visión de la práctica.


Y es ahí donde encuentro un conflicto, pues el mundo del arte sigue teniendo una división muy marcada entre lo que considera arte “culto” y "artesanía", entre lo "internacional" y lo “local”. Por un lado estoy en una etapa de mi vida de franco interés en mi parte “regional”; pero temo que mi obra pudiera caer en un encierro u obviedad tanto en el tratamiento del tema, la identidad en los disfraces, como en su solución pictórica. Quiero desarrollar una propuesta plástica contemporánea; no ilustrar un fenómeno. Es aquí donde el súper yo global me interpela y me hace pensar que en el arte todo se vale, menos recurrir a algún elemento de la cultura natal del artista si ésta no es citadina y “universal”. ¡Ay de aquél que se atreva a recurrir a ella! Porque será acusado de “provinciano” y “kitch” y muy probablemente enviado a la hoguera al desdén futuro del mundo del arte y sus instituciones que hacen y deshacen a su antojo y/o conveniencia lo que es Arte y lo que no, sin encontrar mayor resistencia en el proceso. No se trata de estar atentos a lo que digan o dejen de decir los detentadores del discurso; pero también hay que hacer valer nuestra opinión como artistas. Al fin y al cabo es nuestra obra la que hace funcionar al aparato cultural. Tampoco es el caso imponer un nacionalismo a ultranza como condición necesariamente artística; sino simplemente, en mi caso, incluir un detalle de mi herencia cultural en mi obra como parte del desarrollo de mi propuesta, así como cito al cosplay: un elemento iconográfico susceptible de experimentación, resignificación o reinterpretación. Estoy consciente de que este modo de pensar puede ser interpretado desde una perspectiva política. Sin embargo, al igual que la mayoría de los artistas, estas implicaciones resultan de mi parte involuntarias e indeseables. Pues desafortunadamente en nuestro país la política es como el sistema digestivo: todo lo que cae en ésta se convierte en... Aunque hay que admitir que, más allá de las intenciones del artista, la obra nunca es “inocente”. Como dijera Rudyard Kipling: “un escritor puede concebir una fábula, pero no penetrar su moraleja”. Eso, bien dice Kipling, ya no depende de nosotros los autores.


Soy un alumno de nuevo ingreso y por ahora son mayores mis inquietudes y dudas que propuestas y posibles soluciones. Sin embargo, mis intereses pictóricos se enfocan en la resignificación de mi repertorio iconográfico y experimentación en la solución formal de mis piezas. En tanto que conceptualmente, pretendo estructurar un discurso contemporáneo donde la obra sea consecuencia lógica de la investigación en torno al disfraz tradicional tlaxcalteca y al cosplay como manifestaciones ambas de identidad. Para lo cual vengo a aprender tanto de los profesores como de los compañeros estudiantes. Pues en el arte como en la vida podemos desarrollarnos mejor cuando nos ayudamos unos a otros.


29 de agosto de 2010

jueves, 26 de agosto de 2010

UN RECORRIDO Y LA BÚSQUEDA DE NUEVOS CAMINOS.

Mi exploración dentro del campo de la pintura abstracta dio inicio hace aproximadamente cinco años. Hasta ése momento el lenguaje a través del cual había estado desarrollando mi trabajo se mantenía dentro de la figuración, concretamente de personajes cuyas actitudes aludían a acciones que se desarrollan fuera de la vista de la mayoría de las personas.

Así, en aquellas pinturas aparecían escenas situadas en lugares con cierta sordidez: baños públicos, cuartos de hotel, etc. Sin embargo la temática y el hecho de atenerme a componer el cuadro en base a determinadas figuras, en éste caso, personas en interiores poco a poco fueron transformando mi actividad pictórica en un ejercicio que consideré demasiado complejo e insatisfactorio. Además, cada cuadro establecía un contexto narrativo individual que poco tenía que ver con el siguiente cuadro; dicha producción nunca pudo ser considerada como una serie, pues a pesar de que existían elementos similares entre uno y otro cuadro, ninguno de entre toda la producción se sentía integrado como un conjunto. Así, me vi en la necesidad de detenerme y considerar explorar otros lenguajes que le proporcionaran mayor libertad a mi trabajo.

La exploración dentro de un lenguaje abstracto comenzó a partir de la construcción del cuadro únicamente en base a procesos técnicos, así como armonías y analogías del color en un intento por comprender de que manera funcionaba un cuadro sin tener como referencia a una figura. Al mismo tiempo se inició un análisis de autores como Zao Wou-Ki y Lilia Carrillo, con la finalidad de conocer la manera en cada uno utilizaba diferentes técnicas y recursos plásticos. Empero, la referencia al cuerpo humano, de gran interés en mí siguió muy presente y de ésta forma fue gestándose un corpus de obra dentro del cual se integraba el cuerpo a una composición abstracta. Quizá esto se debió a una especie de temor a abandonar completamente alguna referencia figurativa que me permitiera asirme para construir el cuadro y a un afán de no desprenderme de la figura del cuerpo, la cual considero que constituye una serie infinita de lenguajes y códigos a través de su forma, su color, sus texturas y los cambios que experimenta con el paso del tiempo.

Dicho proceso, mismo que duró aproximadamente unos dos años, fue sumamente enriquecedor pues además de lograr la integración anteriormente mencionada, las composiciones pictóricas poco a poco fueron abriéndose más y decantándose hacia problemáticas espaciales y de simbología de color, dentro de un contexto de erotismo muy ingenuo o disfrazado. Esto me parece de suma importancia pues así logré comprender que es lo que mi pintura necesita en términos formales y conceptuales:

  • Trabajar con el espacio
  • Dejar que el cuadro hable por si mismo y no por contener un discurso narrativo.
  • Para que el cuadro pueda hablar, no es necesario cubrir la totalidad de la superficie del lienzo pues el mismo blanco de la tela tiene un lenguaje propio que necesita hacerse presente.
  • Integrar el dibujo a la pintura, pues considero que ambas disciplinas son capaces de coexistir dentro de una misma superficie, potenciando las cualidades de ambas a través de su interacción.

Para mi el lenguaje abstracto representa la posibilidad de que la obra continúe más allá del momento en el artista la considera finalizada. Además, también creo que ofrece al espectador, incluso al artista mismo a realizar un análisis más crítico por el hecho de invitarlo a que él mismo complete el cuadro y lo haga suyo.

La abstracción me permitió expandir mis horizontes en cuanto a posibilidades, además de significar un reto enorme para lograr imbuir un cuadro de todos aquellos elementos discursivos y emocionales que me interesan. Creo perfectamente válido que el pintor deje algo de sí, algo de su espíritu en cada una de sus obras. Para mi, también representa la posibilidad de atestiguar lo que sucede en mi entorno, de interactuar y comunicarme con él. Ahora bien, tampoco busco establecer un diálogo con todos y cada uno de los seres que se encuentran a mi alrededor. Quizá pueda existir personas con las cuales puedo establecer una comunicación mediante mi obra, pero si dicha comunicación no se logra con otras tantas, no es algo que me incomode o me preocupe. Creo que uno de los aspectos más interesantes de la pintura, por no decir mágicos, es aquel que invita al espectador a descifrar que hay más allá de la piel del cuadro; si ése misterio que provoca curiosidad por querer saber más llega a romperse y hace accesible la obra a todo el mundo, también demerita el espíritu de la misma, la hace un objeto burdo.

Por ello elegí mover mi pintura hacia los viajes y dentro de los viajes hacia el paisaje y fenómenos específicos que ocurren dentro de él. Ahora he entendido que la pintura conlleva un proceso específico en cada persona y que en mi caso debe ser un proceso lento, un proceso que lleve a la reflexión y a la compresión del hecho de viajar. Es cierto que en el viaje el destino no es lo que realmente importa, sino el trayecto que se hace y las experiencias que éste deja.

Lo que ahora intento hacer con ésta temática es lograr una obra muy personal, no porque la pintura en sí no lo sea, sino por que para que en mis obras aparezca aquello que yo aprehendí a través de los sentidos significa un camino de autoexploración. Si al final, alguien no llega a comprenderlo realmente no importa, si yo lo comprendo y lo veo, habré cumplido ése objetivo.

Por estos motivos me gustaría continuar este semestre con una producción pictórica más pensada, planeada con cuidado.

De ella se desprendería un libro de artista, mediante el cual pretendo verter todo aquello que entiendo como viaje y que parte de los recorridos que he hecho. Al mismo tiempo, quiero recurrir al aumento de tamaño en los formatos y al énfasis de transmisión de contenidos con un mínimo de recursos pictóricos, además de retomar el camino del dibujo-pintura.

Así, los objetivos de los próximos semestre serán:

  • Elaborar un libro de artista a partir de mis experiencias de viaje.
  • Aumentar la escala de formatos entre 150 y 170 cm.
  • Realizar 4 obras durante el semestre.
  • Explorar las posibilidades compositivas del formato cuadrado.
  • Minimizar recursos pictóricos al momento de realizar la obra.
  • Considerar el blanco de la tela como otro elemento compositivo y discursivo dentro de mi producción.
  • Explorar una manera de abordar la abstracción diferente a cómo había estado trabajándola dentro de mi obra.
  • Retomar el dibujo e integrarlo a la producción que pretendo desarrollar.
Victor Serrano Orozco. Maestría en Artes Visuales. 26/08/2010.