domingo, 29 de agosto de 2010

Coqueteo pictorico entre la bidimensión y la tridimensión.

Curiosidad?… Me dan curiosidad demasiadas cosas y de distintos campos… Nunca me falta la capacidad de asombro, y el deseo de conocer y aprender es inherente en mí, siempre estoy cuestionando todo y en ocasiones reflexiono sobre las cosas más absurdas del mundo obteniendo una inexplicable satisfacción, sin embargo, existe algo en el arte visual que hace dirigir la mayor parte de mi energía, tiempo, pasión y curiosidad hacia él… Un pulso vital por la materia y su transformación significativa.

Estoy convencida de que lo que hacemos hoy, es el resultado de las experiencias e información que a lo largo de nuestro desarrollo vamos acumulando, lo que ahora proponemos es la suma de todo aquello que alguna vez rondó pulsantemente nuestras mentes, casi hasta quitarnos el sueño, o hacernos sobresaltar al intuir una posible respuesta, pero que hicimos a lado por una nueva pregunta que, a la larga, retro alimentará aquella que en su momento dejamos.

De esta manera se estructura mi quehacer artístico, como la suma de diversas inquietudes, experiencias, preferencias e información, que mi mente y la práctica dan sentido, por lo cual la reconozco en un constante estado de resignificación. Lo que vincula y da orden a esta constante estado es mi obsesiva necesidad de experimentar con los medios plásticos y por una constante reflexión al soporte pictórico.

En mi infancia surgió la curiosidad del cómo por medio de pinturas, pinturas que yo inocentemente utilizaba para colorear, los artistas, que comencé a reconocer a través de libros en mi casa, museos e iglesias, eran capaces de crear las imágenes que miraba. Por medio de esta curiosidad en mi nació la necesidad de poder lograr hacer aquello que tanta admiración me causaba, que se traduce en la de construir un cuerpo, crear carne, imprimir expresión, temperamento con el soplo de la materia pictórica, en mi se arraigo la pintura figurativa. De igual manera desde mi infancia, he tenido la tendencia a utilizar todo lo que caiga en mis manos, lo que me ha llevado a rehuir a los juicios sobre el que sí un medio es más valido que otro, para mí todo es materia con la capacidad de ser transformada en medio pictórico, y esto surge a razón de que comprar pinturas en ciertos momentos resultaba un lujo y tenía que inventarme mis medios, por lo cual combinaba en mis primera composiciones papel, lentejuela, cristal, estoperoles, flores, etcétera. Como bien comenta Philip Ball, los artistas siempre se han visto vinculados con la innovación y experimentación de los medios que su época les ofrece.

En mi proceso formativo me encontré entre la pintura y la escultura. En la pintura buscaba incesantemente mi cómo, de la escultura me apasiono la plasticidad de sus medios y su corporalidad física... mientras que en la pintura la figuración era latente, en la escultura lo era la abstracción. En mi intento de vincularlas, intuí el modelado de la materia como mi respuesta. La proximidad a la escultura y sus medios perfilo mi temperamento hacia la materia pictórica y con ello mi gesto pictórico. Asimismo dicha proximidad, e ir conociendo aquellas propuestas artísticas, hasta el momento prácticamente desconocidas para mí, pero que de alguna manera ya se habían arraigado en mi imaginario, daban sentido a toda mi experimentación con los medios, como la pintura Matérica, el Neo Realismo, el Pop Art, e inclusive el Sopport and Surface… me hizo preguntarme ¿y sí mi reflexión se dirige al soporte y medios pictóricos? A estas alturas, como yo misma lo defino, la platitud física del soporte me creaba conflictos… Algo físicamente corpóreo me estaba haciendo falta… Lo más inmediato, sin abandonar jamás la figuración, como aquello que me condujo al arte, modele-pinte con cantidades generosas de pintura, buscaba en los relieves matéricos de pintura proyecciones de sombras y generación de luces. A partir de esta curiosidad ante la materialidad, consecutivamente se fueron dando: ¿Qué pasa si fragmento el soporte pictórico?, ¿si en diversos paneles, con distinta profundidad y disposición pinto?, ¿y sí monto un fragmento escultórico u objeto en el soporte? ¿Sí monto una pintura sobre una pintura?, ¿sí pinto sobre un objeto, y sí pinto una escultura?

Yo ando en un constante coqueteo pictórico entre la bidimensión y la tridimensión

Actualmente son dos posibilidades las que rondan mi mente, una de ellas implica pintar objetos y esculturas donde mi particular temperamento hacia la materia pictórica recubra las superficies tridimensionales; la otra implica reconocer a la Pintura como reunión de diversos lenguajes plásticos articulados mediante su trasformar pictórico.






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