El Arte Contemporáneo en el Post-post, de Yves Michaud: notas sobre la lectura
Mauricio Zárate, alumno del Taller de Experimentación Visual I –Pintura-, Maestría en Artes Visuales.
“El contacto más superficial con los artistas deja claro que hoy el artista
se halla en un estado de confusión, duda y agitación.
No está solo en su problema, sino que se halla en la respetable compañía
de hombres de negocios, cámaras de comercio, políticos, congresos, presidentes y tribunales supremos.
En suma el artista, participa en la crisis mundial”.
Davis, Stuart; El artista hoy.
American Magazine of Art, XXVIII, agosto 1935; pp. 476-478
UNO
Si tuviéramos que ubicar el origen del arte contemporáneo, podríamos recurrir a dos instancias opuestas. Por un lado estaría la filosófica, que desde una perspectiva hermenéutica, nos acercaría al génesis del arte como pensamiento y por otro lado, la historia de las sociedades occidentales como herramienta para forjarnos primero una idea clara sobre el concepto de “arte moderno” y la subsecuente aparición del “arte post-moderno” que nos conducirá a una explicación de cómo se sitúa el Arte de hoy.
Con base en la noción de un materialismo histórico(1), podríamos trazar un mapa que nos guíe en la construcción de un orden que facilite nuestra observación de la historia, entendida y razonada a partir de los fenómenos que corresponden a un materialismo cultural(2) que será decisivo, a la hora de fijarnos en el arte, como una consecuencia de la historia y las sociedades que se han formado en el margen de sus estructuras.
Para el entendimiento del arte, el recurso de la historia como una serie de acontecimientos paralelos y causales, resulta coherente para poder encontrar el momento preciso en el que el arte toma una ruta alterna -por no decir tangente- a los desarrollos históricos; es decir, hasta que el arte finaliza su estrecha relación con la continuidad del tiempo y se producen conexiones que no corresponden exactamente a un presente, sino que se vuelve una amalgama de dispersiones.
DOS
Los acontecimientos claves de la historia han acompañando a los desarrollos del arte y a la inversa. Esta reciprocidad ha producido una serie de momentos que son identificables como vanguardias artísticas, que en resumen, forjan la esencia del arte moderno.
Algunas veces estos momentos destacan por sus aspectos sociales, otras por sus aspectos culturales y en otros, por sus vínculos con lo político, que a fin de cuentas, afecta al arte moderno en el momento en que éste, se propone a la elaboración de sus productos bajo la consigna de “arte por el arte”, que si se analiza debidamente, se perfila como una innegable postura política.
Todo esto es visible desde una distancia histórica, temporal, de la cual carecemos hoy en día en cantidad suficiente, para elaborar un esquema que nos permita ubicar casi sin temor a equivocarnos, los momentos y las características distintivas del arte contemporáneo.
A pesar de que el Arte ya ha tomado rutas alternas a las de la historia, no quiere decir que se presente un rompimiento, una clara disidencia; pues a mi modo de ver, el arte contemporáneo guarda algunas características propias de este momento histórico, como por ejemplo, la búsqueda de identidad, la política globalizadora y la preocupación por los discursos de la publicidad, que por un lado, origina objetos con pretensiones estéticas-emocionales y por otro, deja percibir una terrible sensación de vacuidad, de sin-sentido.
El arte contemporáneo se encuentra en una etapa delicada, en la que se necesita de ciertos límites para señalarlo como Arte y no como un producto más de consumo, para satisfacción –o insatisfacción- de las masas en su permanente búsqueda por “hallarse” en el mundo.
TRES
El museo como institución se establece a partir de la intensión de recuperación del Arte (3) por parte de diversos intereses que persiguen la hegemonía política, cultural y social. En esta institución se presentan los objetos definidos como artísticos y que al mismo tiempo, proponen un modelo que rebasa a lo artístico y que se relaciona con aspectos sociales relativamente distantes al arte, pero que lo afectan (p. 65) y lo utilizan para ejercer también, un efecto sobre la sociedad.
Durante la vigencia histórica del arte, como moderno, se establecen museos en los que se incluyen obras que no encuentra lugares en los museos de corte tradicional o académico por presentar características acordes con las vanguardias artísticas y museos que se tienen que adaptar a los nuevos lenguajes, que a diferencia de las disciplinas artísticas convencionales –pintura, escultura- requieren de espacios adecuados para el performance, el happening y el land art. El museo sufre una transformación con infraestructuras con capacidades espaciales gigantescas.
“Bajo el disfraz de la universabilidad del arte y de los mensajes liberadores de la política revolucionaria, este arte moderno habría sido también de parte en parte etnocéntrico; dicho en otros términos, occidental-céntrico.” (pp. 67) Lo anterior resulta importante, ya que el museo como institución trata a toda costa de imponer un tipo de arte que debe ser el prototipo a seguir, y todo aquello que no se encuentre dentro de esos lindes característicos, no será incluido como una propuesta artística coherente con su tiempo, o en otras palabras más radicales, no será una obra de arte auténtica.
“...la segunda mitad del siglo XX corresponderá no solo al triunfo del arte estadounidense sino también al maremoto de la cultura estadounidense en todas sus formas ...” (p. 69)
CUATRO
Con la llegada del expresionismo abstracto, «nació un nuevo espacio pictórico» (pp.70) En este nuevo espacio se define la postura «no-representacional» (4) y las posibilidades de nuevos horizontes en cuanto a la plasmación de la pintura se inauguran.
En este episodio, se habla de un “triunfo de la pintura norteamericana” (p.72) y sus consecuencias a nivel mundial, haciendo énfasis en la situación vivida en Europa, donde aun se conserva una fidelidad
«en el sentido de lo acabado y de lo bien hecho» con una «preservación de la relación excesiva con lo verbal» (pp. 71) Lo verbal lo interpreto, como una posición que se resiste a un nuevo lenguaje, en el que ya no se necesitan de formas narrativas en el cuadro y que hasta la base relación figura-fondo, se diluye en la presencia de chorreados y drips propios de la expresividad caótica de la abstracción estadounidense.
El arte en sus etapas tempranas tuvo como característica la instrucción religiosa o la propaganda política y se utilizó con fines de imaginería científica; ahora el arte sirve a diferentes intereses, quizá menos limitados y se ocupa de materias en las que antes no se imaginaba su ingerencia: el arte redefine sus relaciones con las imágenes.
CINCO
De manera general, el texto se concentra en describir varios aspectos relevantes de lo que surge en la pintura luego de la segunda guerra mundial. Concretamente en el caso de la pintura europea, se establecen nuevos recursos donde la figura se encuentra en un campo representacional que propone la reflexión de tipo metafísico, basada en las condición y sentido de la existencia: Bacon, Giacometti y Balthus como exponentes clave. La pintura retoma ciertos aspectos de la gran tradición de sus medios y sus objetivos.
Se describen algunas relaciones entre Dada y las más recientes expresiones artísticas como el performance. La importancia de este movimiento moderno, se descubre al observar su influencia durante los movimientos y actitudes de los años sesenta y primera mitad de los setenta: comienza el fin de una etapa definida por sus relaciones con la historia y comienza así, una etapa de reflexión cargada a lo filosófico, concretamente a las razones que orillan al artista a mantener un discurso que se presenta distinto a los medios tradicionales.
El empleo del video y la fotografía se tornan fundamentales para un nuevo proceso de entendimiento de la imagen.
Las obras de Duchamp son cardinales en la construcción de un arte cada vez más conceptual. El arte se vuelve “proyectos”, se enaltece el “concepto” de la obra artística y su importancia se detecta según sus “dimensiones intelectuales”, el efecto artístico entra en escena como una manera de introducir al simulacro, lo efímero y toda obra que no pretende la permanencia física en un museo.
Los comienzos de un arte post-moderno se forjan en una historia del arte que progresa a la par de un historia de la humanidad con todos sus aspectos. Es por ello que el arte mismo conserva las mismas complejidades, los mismos problemas y los mismos avances.
También la noción de artista cambia, se transmuta en una época donde habitan agrupaciones socio culturales cada vez más complejas y que responden a intereses de protesta, de divergencia y hasta de extremismo. El artista ya no es solo aquel que pinta o esculpe. El performer, el accionista, el conceptual, el minimalista, son conceptos recientes para indicar al individuo que sale de la norma social para hacer evidente alguna expresión de descontento, de crítica, de sátira: es ahora el artista. La cuestión estética se relega hasta el fondo y prevalece el impacto, lo fugaz como manifestación de una vida “vaporizada” por los medios y su rápida intromisión el tiempo y ritmo vital de las personas.
Por otro lado, «La proliferación terminológica usada para designar estilos nuevos y escuelas nuevas se duplicó durante algunos años con un frenesí que confundía: se hablaba a veces de fotorrealismo, de nueva imagen, de figuración libre, de transvanguardia, de bad painting, de neoexpresionismo, simulacionismo, neogeo, neoconceptualismo». (p.81) A la para de lo novedoso, se requiere de una nomenclatura que al mismo tiempo, describa el tipo de obra que ésta propone. Llegamos con esto al inicio de los neos y de los términos compuestos por una serie de conceptos que se multiplican y se ejercen cada vez con mayor frecuencia. El mundo del arte se transforma y se prepara par una época en la que todo puede funcionar como objeto artístico, una ventana que nos permite mirar un arte dislocado, trastornado, indefinido: plural.
Con esto, el arte se acerca peligrosamente a nuevos terrenos. Su mensaje sufre la pérdida de las dimensiones formales de aquello que alguna vez sirvió de brújula y de indicador para su definición. El arte «ya no pretende el mensaje metafísico, ni religioso o filosófico sobre el sentido de la existencia porque solo lo da sobre sí mismo». (p.84)
Los progresos sociales y sus baches en el “imperio de lo efímero”(5), repercuten en el arte y su producciones, acercándolo a terrenos propios de las comunicaciones y las modas. Tiende a volverse líquido. (Zygmunt Bauman)
SEIS
Aunque el arte contemporáneo conserva cierta “dispersión”, se le debe reconocer también la inclusión de diversas expresiones que se tejen en un marco sociopolítico, como en los primeros años de las vanguardias, pero con la diferencia de que estas nuevas manifestaciones provienen de los grupos minoritarios, como los artistas inmigrados, el arte lésbico-gay, los artistas en situación económica endeble y artistas que pertenecen a identidades culturales múltiples. Estas tendencias producen manifestaciones artísticas con intereses específicos en causas comunes pero partiendo de una individualidad basada en la constitución del cuerpo y la afectación que las manipulaciones “estéticas” o cosméticas y sociales ejercen sobre ellos. El artista ahora adquiere también un carácter marginal y se constituye como «un mediador social» (pp.85)
SIETE
Tres concepciones del arte contemporáneo intuye Yves Michaud:
1. Los que advierten la muerte del Arte porque:
-el arte no cumple con una misión clara
-carece de un fin reconocible
-se encuentra trivializado en cualquier elemento de la cultura comercial
2. Los que advierten un nuevo régimen de la cultura y el arte porque:
-esta cada vez más cerca de la moda
-se relaciona con el tiempo libre turístico (porque divaga)
-ya no pretende una búsqueda metafísica
-tiene cualidades de entretenimiento
3. Los que piensan al arte como reflejo de la globalización y el multiculturalismo porque:
-no se manifiesta la homogenización de una cultura mundial
-la mundialización es de carácter pluralista
A pesar de las aparentes diferencias entre estas tres concepciones, «sus partidarios no están tanto en conflicto como lo quisieran creer y contribuyen a un diagnóstico común». (p. 87)
Por otro lado, el Gran Arte pasa a ser también una meca, un “santo grial” que no se concreta en un cierto tipo de obra. Posiblemente, a partir de esta perspectiva, es que se van conformando nuevas rutas para el estudio y la indagación de la génesis del arte contemporáneo. A pesar de que el Arte se encuentre en «estado gaseoso» (Goodman) pienso que en un futuro, “a distancia”, se podrá analizar bajo la lente de la misma historia, que de alguna manera, nos devolverá una imagen más nítida, del rostro actual del Arte.
NOTAS
(1) el materialismo histórico sostiene la hipótesis de que los rasgos definitorios de las sociedades humanas y su evolución histórica, ha estado estipulada o potentemente condicionada por factores materiales (tecnología disponible, sistema de producción, características geográficas y climáticas).
(2) El Materialismo Cultural busca explicar la organización cultural, la ideología y el simbolismo dentro de una marco materialista (Infraestructura/estructura/superestructura). Sostiene que la sociedad se desarrolla sobre la base de ensayo y error. Si algo no es beneficioso para la habilidad de la sociedad de producir y/o reproducir, o hace que la producción y/o reproducción excedan los límites aceptables, desaparecerá de un todo de la sociedad.
(3) se trata de «mantener las relaciones entre vanguardias políticas y vanguardias artísticas»(p. 64)
(4) Greenberg, Clement., Arte y Cultura, ensayos críticos: Abstracto y representacional (1954) p. 155
(5) "Vivimos inmensos en programas breves, en el perpetuo cambio de las normas y en el estímulo de vivir al instante."». (LIPOVETSKY, GILLES., El imperio de lo efímero, 1990, Barcelona, Anagrama, 336 p)
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